Susanna Miguel y Pío Puig
Hay algo profundamente humano en la búsqueda del talento. No hablo de ese talento que se mide en números, títulos o cargos, sino del que emerge de lo que somos, de esa forma natural de relacionarnos, pensar y crear. En las empresas, igual que en la vida, solemos buscar fórmulas, estructuras o métricas que nos den seguridad, pero olvidamos que lo que realmente genera valor son las personas. Entenderlas, escucharlas y conectar sus luces individuales para construir equipos diversos, conscientes y con propósito es, quizá, uno de los mayores retos del liderazgo actual.
Durante años hemos confundido gestionar talento con administrarlo, medirlo o moldearlo. Pero el talento no se gestiona: se descubre, se cuida y se inspira. Requiere empatía, propósito y, sobre todo, confianza. En un mundo donde los líderes todavía temen perder el control, aprender a confiar en los equipos es un acto de madurez y fe profesional. Como en la vida, soltar el control no es perderlo, sino permitir que otros brillen y que lo colectivo supere a lo individual.
Vivimos un momento donde la tecnología y la inteligencia artificial nos obligan a replantear lo que significa ser humano en el trabajo. La IA puede ayudarnos a entender patrones, optimizar decisiones o liberar tiempo, pero jamás reemplazará la voluntad, la emoción ni el alma que hay detrás de cada decisión humana. La tecnología, usada con propósito, puede amplificar el talento, pero solo las personas pueden darle sentido. En esa frontera entre lo humano y lo digital es donde se está jugando el futuro del liderazgo.
Y ahí es donde aparece el verdadero impacto: cuando una organización decide cultivar una cultura de confianza, propósito y aprendizaje constante. Cuando entiende que un equipo con alma genera proyectos con alma. Cuando la diversidad de talentos se convierte en una orquesta capaz de afrontar la incertidumbre sin miedo, con creatividad y con la seguridad de que cada uno aporta un color distinto a un mismo propósito común.
Hoy nos acompañan dos personas que llevan años ayudando a empresas y equipos a descubrir ese talento invisible, a transformarlo en valor real y a combinar la inteligencia humana con la artificial para generar culturas más vivas y sostenibles como son Talent Up y Fast Innovartion.
Hoy, con todos nosotros, Susanna y Pío .


