Sentido y Sensibilidad
A veces uno se viene arriba y cree que encuentra frases ingeniosas para la posteridad. Luego la realidad te coloca en tu sitio y bien a nadie le interesan tus reflexiones o quizás alguien ya lo había dicho antes y con tu mismo resultado. Lo que te hace arquear una ceja y preguntarte en un correcto slang WTF? Es cuando después de tu fracaso, del fracaso de todos los anteriores, una persona sin más pasado que unos videos sin contenido ni continente, consigue que la idea que ni era tuya y ni triunfó, se convierta en lo más interesante después de la aparición de la rueda.
Ahora la sociedad estalla en un sentimiento que oscila entre el éxtasis y la indiganción de ¿como no nos habíamos dado cuenta antes? ¿Pero quién es este genio que nos ha mostrado el camino para las generaciones siguientes? Y el ese inmensa minoría que ya había detectado y denunciado este mismo asunto, indignados porque quién era este desarrapado que ahora se hacía con la propiedad intelectual de nuestras sesudas reflexiones. Como osa, nos decimos.
Esta realidad la veo constantemente y soy de la banda del “como osa” pero cuando las canas marcan el destino uno acepta que no es importante quién lo diga, sino que lo que se diga sea correcto. Es un principio de la lógica [1] , el cual no todos conocen o no todos aplican y a veces nos cegamos más por lo que dice alguien: si es de X seguro que es mentira, obviando que es mencanimso muy básico de protección de identidad de grupo: todo lo que digan la gente que no piensa como yo es falso.
Es por este motivo que la verdad ha dejado de ser importante y lo relevante es quién lo diga. Me dijo una vez mi hermano que el director de la Reserva Federal siempre tenía razón, no porque fuera un gran profesional seleccionado entre los mejores candidatos del mundo financiero, sin porque era el director de la Reserva Federal. Daría igual si se hubiera elegido a un mono o a un tornero fresador. Es como algunos partidos políticos que el candidato es indiferente y el programa es indiferente porque si lo dicen los míos es verdad.
Cuando esto ocurre, cuando la realidad no va ligada a una lógica o coherencia, sino a la popularidad de una persona, nos enfrentamos al dilema de conocer porqué alguien es popular, y lo pero, porque el efecto halo afecta a nuestro juicio sobre lo que esta persona afirma.
Pongamos por caso que Mengano es famoso porque es un extraordinario cantante y tiene la tendencia, muy habitual en el artisteo, de significarse políticamente, y concretamente escorado hacia un lado concreto. Una gran parte de la población aplaudirá a rabiar todo lo que diga independientemente de su conocimiento sobre el tema, y tendrá horas y ríos de tinta sobre su punto de vista sobre cualquier tema. Lo triste es que un ciudadano escogido al azar tendría más probabilidades de estructurar un discurso -a favor o en contra, ya no entro- pero jamás tendrá esa cobertura mediática y las tonterías que un famoso, por muy bueno que sea cantando, tenga a bien decir.
Pero el problema no acaba aquí, ahora tenemos un grupo de personas que se llaman influencers que consiguen su posición a base de conseguir que la gente de soporte a sus actividades, ya sea en moda, política o con videojuegos. Y el problema es que este rango de influencer se consigue por conceptos tan etéreos como la autenticidad o ser un rol a seguir. Con lo que puede llegar el caso que Jack, el mismo de “vayamos por partes” sea un influencer porque es auténtico y puede ser un rol a seguir para muchos cucuchos mentales que corren por ahí.
Ahora que me doy cuenta estoy en modo abuelo, todos hemos tenido referentes, pero lo que me preocupa es que los filtros hayan caído bajo la dictadura de la democracia, que es muy útil para algunos temas pero en otros es el peor sistema jamás inventado porque por por mucho que la mayoría pueda decir que dos más dos son cinco, al final la realidad se cansará de tanta tontería y nos va a caer un meteorito sobre nuestras cabezas.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Argumento_ad_verecundiam - Wikipedia