Seniors network
Aunque ya no lo publique, sigo haciendo el resumen de prensa diario para ver cuál es la distopía que refleja cada medio en función de sus accionistas. Como me dijo un profesor de estadística: si quieres saber qué dice un estudio, descubre quién lo financia.
El caso es que me topé con otro titular catastrofista sobre la escasez de talento [1] en sectores críticos. Me resulta curioso ver que invertimos un 4,5 % del PIB [2] en educación y, sin embargo, el talento escapa de este país, lo que obliga a las empresas a contratar en el extranjero [3] .
Uno no puede más que sorprenderse: faltan trabajadores con talento, y al mismo tiempo necesitamos contratar fuera. Mis dos hipótesis son:
1. El sistema educativo es un fiasco. No forma, no educa y solo sirve como herramienta burocrática para expedir títulos. Cada vez tenemos más gente con estudios, pero si rascamos un poco, vemos que todo es una fachada que oculta un vacío casi cuántico.
2. El sistema productivo español es incapaz de competir con otros países a la hora de ofrecer un sueldo competitivo. Todo aquel que puede y quiere, escapa de esta carrera de ratas que es trabajar en España y se va a París, Londres o Singapur, donde cobrará más y pagará menos.
¿El talento de fuera que fichamos? Supongo que a precio de oro, pero dudo que sea tan rentable como para justificar esas cifras. Y si lo es, ¿por qué no utilizamos al personal al que ya le hemos subvencionado los estudios?
Como ya tengo una edad, recuerdo un proyecto que quisimos lanzar hace un tiempo, Seniors Network. La premisa era que los altos directivos o profesionales realmente expertos ven cómo su carrera profesional se corta en seco al llegar a la jubilación. Unos pocos tienen planificada esa transición, pero la gran mayoría se queda en casa con una mano sobre la otra, sin seguir generando valor a la sociedad.
Buscamos opciones por todos lados para lograr que estos profesionales pudieran seguir colaborando con el tejido empresarial. Las empresas estaban encantadas con la propuesta: contar con un grupo de veteranos curtidos en su sector, dispuestos a colaborar puntualmente en proyectos. Y lo mejor: esos profesionales, en lugar de ver programas matinales de televisión, podrían volver a estar en primera línea, aportando valor con toda su experiencia.
Ambos lados de la ecuación estaban encantados y deseosos de colaborar… hasta que topamos con el señor Estado. ¿Cómo podíamos pagar a estos profesionales sin que se viera perjudicada su jubilación? En su momento no había forma alguna que no chapoteara en la zona gris de la ley. O estás en casa y cobras, o si te pagan un poco por trabajar, te penalizamos.
Con tristeza, optamos por dejar correr el proyecto cuando ya lo teníamos perfilado. El miedo a la administración pesó más que el resto de consideraciones. Y lo triste es que sea el ciudadano quien tenga miedo del Estado, y no el Estado del ciudadano.
Mientras paseaba por la memoria, vi otra noticia: la dificultad de los profesionales mayores de 50 años para encontrar trabajo [4] . Me invadió la indignación. ¿Cómo es posible que todos estos factores ocurran al mismo tiempo? ¿Qué porquería de legislación permite que esto suceda? ¿Qué tienen en la cabeza los departamentos de RR. HH.?
Estoy de acuerdo en que no todos los trabajadores serán jefes de proyecto en el CERN, pero vamos… ¿renunciar a la experiencia? Y ahora que la puedes tener pagando lo que quieras, porque estas personas sí tienen hipoteca, hijos y no van a dejar un empleo por perseguir un sueño. Porque eso deben hacerlo quienes no tienen nada que perder, y está bien que así sea. ¿Pero los otros?
Me cuesta mucho mantener la templanza en estas situaciones. Y os juro que me cuesta comprender cómo perdemos talento joven por un lado y despreciamos el talento senior por otro. No puedo entender que estemos mirando al dedo en lugar de a la Luna.
Pero quizá, solo quizá, otra opción sea que la educación no sirve para nada, y solo estamos generando un grupo de personas cuyo mayor interés es saber qué ha hecho el famoso de turno, y no cómo sumarse a proyectos que sí podrían hacer de este mundo un lugar mejor [5].
[1] Icíar Miner (29/06/25) El déficit de talento amenaza con cortocircuitar la gran transformación - ABC
[2] Gasto Público Educación - Expansión
[3] Noelia García (22/04/24) La fuga de talento directivo obliga al 40% de las empresas españolas a buscar en el extranjero - el Economista
[4] Paula Marcos (23/06/25) La odisea de encontrar trabajo a partir de los 50 años: prejuicios y su cercanía a la jubilación lastran su contratación - Voz Populi