Querido o necesitado
Hay situaciones personales que ves de forma casi recurrente en el mundo de la formación pero que nos cuesta ver si estos mismos comportamientos suceden en el entorno profesional o incluso personal. No se si es una ceguera voluntaria porque no queremos ser conscientes de que estamos sometidos a las mismas normas sociales y psicológicas que los niños o simplemente nos negamos a aceptar que esto no nos puede pasar a nosotros.
Hoy vengo con la diferencia sutil pero importante entre ser querido y ser necesitado. Para ir con los conceptos claros, vamos a definir los conceptos.
Querido: Persona de confianza, en la que podemos esperar una relación recíproca en la que la honestidad, claridad y apoyo mutuo está fuera de duda.
Necesitado: Que nos es importante para nuestros objetivos, procesos o proyectos y que sin él o un perfil parecido, es mucho más difícil alcanzar.
En mi pequeña historia profesional he tenido la ocasión de estar en ambos lados de la balanza, empresas que me han cuidado, se han preocupado por mi y han invertido tiempo en formarme, en que mejore. Son los lugares que guardo en mi memoria con recuerdo y que son parte responsable de que mis pasiones sigan intactas, porque sembraron conocimientos de una forma excelente para que siguieran creciendo aunque hace ya mucho tiempo que mi camino y el suyo se separara.
En el otro lado, empresas que solo les interesas por lo que sabes hacer ahora, y como todo eso que sabes les vas a beneficiar. Su estrategia es exprimirte al máximo, optimizar su inversión en recursos humanos y cualquier intento por acercar posiciones y que ambos dos nos beneficiemos acaba siempre relegado en el apartado de importante pero no urgente, eso sí, saben como comunicar para que te sientas importante, pero te das cuenta que cuando te despiden, eras importante pero no querido.
Esto lo vemos en los equipos, fichan a jugadores de gran calidad pero que una vez en plantilla se dedican a explotarlo sin invertir horas en hacerlo crecer, en que llegue a ser la mejor versión de si mismo, y si en dos temporadas encuentran a otro candidato mejor, no van a dudar en cortarlo y dejarlo en la calle para fichar la siguiente naranja a la que exprimir. Lo bueno es que estos clubs y empresas, consiguen tener una imagen de “best place to work” que no resistiría un análisis de drogas.
Pero rebelarse vende, como decía un libro, pero rebelarse bien vende más. Como sabemos que tarde o temprano pasaremos por una de estas dos situaciones, vamos a intentar jugar con sus normas -lo cual me hace sentir que esta sociedad está condenada a la extinción- y poder volver a tu casa con algo más que una palmadita en la espalda.
Si estás en un lugar en el que eres necesitado, revisa las condiciones. Es una relación contractual y por muy denigrante que parezca has de hacer una lista de costes/beneficios. Que te piden, que te dan y a cambio de que. Si te piden algo extra fuera de menú, toca negociar. No valen promesas de ya veremos, una hora extra se paga, un trabajo extra se paga y trabajar un fin de semana se paga. Puede parecer duro, pero si hemos venido a jugar al ajedrez jugamos todos con las mismas normas.
Una empresa que te pide rendimiento pero no te da formación, flexibilidad en momentos que necesitas ir al médico, tu hijo está enfermo o simplemente has cogido la gripe, es una empresa que vive y muere por un ERP, y su departamento de RRHH puede ser reemplazado por un contable -y pronto por IA- ya que es posible que no sepan si te gustan los gatos o los perros, y estos pequeños detalles son importantes. Es más, aplican la máxima de no formar porque el coste de encontrar un reemplazo -tal y como está la mano de obra- es más barato que un curso de formación.
En el lado contrario son los que te quieren, quizás te necesitan, pero te quieren. Entienden tu contexto, las necesidades, ven todo tu potencial y están dispuestos a invertir en ti. Intentarán adaptar parte de sus procesos a tus necesidades, y saben si tu hijo juega a baloncesto o es más fan de hacer manualidades con el lego. Son empresas que no necesariamente son PYMES, pero si gestionadas por personas que con su forma de gestión consiguen sobrevivir los cambios del mercado.
Cierto eso, y no vamos a negarlo, personas que se comportan con estas normas y los responsables reaccionan de la misma manera, pero no sabría decir quién fue primero, el huevo o la gallina, lo que si tengo claro es que la confianza se ha roto y no se como se va a recuperar, porque un equipo o una empresa no es cuestión de una persona, sino de que un grupo de personas compartan objetivos y valores.
Por cierto, a pesar de mis experiencias, sigo apostando por lo de ser querido, creo que en algún momento, será la forma adecuada de gestión, tanto en clubs como en empresas. La pregunta va a ser, ¿como aprendemos a distinguir una de otra?