No te preocupes, yo ya he estado ahi
En todos los ecosistemas humanos hay una variable fundamental que creo determina su éxito o fracaso, y es su **capacidad** de comunicar de forma significativa. Cuando introducimos el concepto “significativo” no hablamos de ideas como usar el mismo lenguaje o código, sino que la información que viaja esté conectada desde el punto de vista racional con los datos, y que estos vayan contenidos en un nivel empático o anímico que **consiga** eliminar distorsiones y fije de forma adecuada lo que **queremos** comunicar.
El ejemplo que me viene a la cabeza fueron unas sesiones sobre la conciliación laboral. Una de las ponentes era una alta directiva de una empresa con más trabajadores que algunas ciudades. La mujer apareció con su presentación y dio un discurso perfecto, se podría decir que impecable. Tanto el discurso como el material gráfico en el que se apoyaba eran de un nivel **extraordinario** y no se le podía poner ninguna **objeción**. El problema es que no pudo conectar con la audiencia porque era incapaz de generar una conexión con las mujeres que acudieron al evento, mujeres que no solo tenían su vida laboral, sino que en su vida privada sufrían para conciliar su rol de madre y esposa con el de profesional. Su día a día era un ejercicio de equilibrios en el alambre y no encontraban conexión con la ponente, que tenía un estilo totalmente diferente de vivir esta realidad. Y no entro en si es mejor o peor, simplemente que no podían conectar con ella.
Es cierto que cuando te encuentras con personas que han vivido lo que tú has vivido lo ves en sus ojos. Cuando estás en una migración y a las 3 AM ves que no llegas y el pánico empieza a campar por sus anchas, miras al más senior a los ojos y sabes que él ya ha estado ahí y que tengamos calma, que lo conseguiremos si seguimos el plan y no perdemos la cabeza. O en una presentación de ventas fundamental, te entran los nervios y ves en los ojos de tu compañero que él ya ha estado ahí y que tranquilo, que nos cubriremos las espaldas unos a otros y esto va a salir a la perfección.
Si os fijáis, son detalles no verbales los que activan la conexión emocional que transmite el mensaje: el tono de voz, la mirada, esos detalles que no se codifican en palabras, los que anclan un puente por el que llega lo que necesitamos para recuperar el foco y seguir adelante a pesar de que todo parezca derrumbarse a tu alrededor.
Es una de las razones por las que es importante tener seniors en los equipos, porque ellos han estado ya en muchas batallas y la experiencia en campo real es un valor añadido que solo se consigue con la experiencia. Saber que otro ha pasado por lo mismo y sigue aquí da confianza y seguridad, da un punto de empatía y conexión que no se consigue hablando desde el púlpito.
¿Y cómo conseguimos esta capacidad de comunicar de forma significativa? Como ya he dicho, la experiencia es un grado. Luego tenemos otras personas que son empáticas, que son capaces de ponerse en la piel del otro y encontrar el lugar por el cual pasar la información. No hay muchos de estos; son habilidades que pueden sonar muy bien, pero tienen un coste personal el ir empatizando con todo el mundo.
Lo normal es que todos estemos en un punto medio, pero a pesar de eso, existen opciones y estrategias que podemos utilizar para alcanzar una comunicación que transmita algo más, y los puntos que podríamos enumerar serían:
Mensajes claros y relevantes.
Comunicación honesta entre todas las partes, abrir el canal de comunicación sin filtros ni prejuicios.
Escuchar de forma activa y consciente.
Preguntar de forma precisa sobre lo comunicado.
Asegurarse de que el mensaje ha llegado claro.
Practicar el ejercicio de intentar caminar con los zapatos del otro, practicar la empatía.
Ajustarse al lenguaje del otro.
Coherencia entre comunicación verbal y no verbal.
Seguramente habrá más, pero si quieres mejorar en este área, tienes dos opciones: o esperas a envejecer y vives muchas experiencias, o bien ponte en manos de un profesional que te ayude, porque no sé dónde lo leí, pero me lo creo a pies juntillas: los mejores equipos son los que mejor y más se comunican. Así que, si tu zona de trabajo parece más una iglesia en un velatorio, quizás tengas que romper alguna norma para que tu equipo empiece a hablar, y no solo de los resultados deportivos.


