El camino de cada entrenador o entrenadora en formación no es lineal. A veces hay pausas, vueltas inesperadas, decisiones valientes y etapas que se retoman con una mirada nueva. Hoy tenemos la oportunidad de conocer una historia que habla precisamente de eso: de regresar, de empezar desde un punto intermedio y de mirar el baloncesto desde la calma y el compromiso.
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Desde Castilla y León nos llega una voz que combina la pasión por enseñar con una idea muy clara: se puede competir sin dejar de formar. Porque formar no es solo transmitir conocimientos técnicos o tácticos, sino acompañar procesos, entender ritmos y construir confianza en cada jugador y jugadora.
Uno de los temas que sobrevuela esta charla es el papel de los entrenadores asistentes. Esa figura muchas veces invisible que sostiene, aporta y hace que el engranaje funcione. Porque ser segundo no es estar en segundo plano: es estar en el lado oscuro de la luna, haciendo el trabajo que muchas veces no se ve pero que resulta esencial para el día a día de un equipo.
También hablamos de lo importante que es tener referentes cercanos, primeros entrenadores que enseñan con el ejemplo. Y, como no, del papel de las familias. Porque en el baloncesto de formación los padres no son un elemento externo: son parte del ecosistema, y su implicación marca la diferencia cuando se construyen trayectorias saludables y sostenidas.
Hoy, con todos nosotros, Cristina Parra.