Consistencia y coherencia del dato
En un mundo donde las decisiones se basan en datos, la figura del PIM (Product Information Manager) es más crucial que nunca. Son los guardianes de la coherencia, consistencia y calidad del dato.
En mi búsqueda de un nuevo reto profesional que me permita contar con un flujo constante y suficiente para sostener la estructura operativa de mi familia —una forma interesante de decir que busco trabajo—, fui a una entrevista donde me encontré con una situación peculiar que necesitaban resolver con urgencia.
Tenían una fuente de datos no única, que además no se exportaba correctamente. Cada departamento la modificaba a su antojo, lo que provocaba una falta total de coherencia en la estructura de la información. Y creedme, no hay nada más peligroso que cuando un “2” deja de representar un dos, y puede ser un tres… o quizás algo completamente distinto. O peor, cuando el concepto que estás valorando no tiene nada que ver con lo que crees que estás midiendo.
Por eso, desde hace tiempo, este tema me interesa especialmente: los datos deben ser consistentes y reflejar con exactitud lo que dicen que miden. Tienen que ser coherentes con el universo que representan. Por ejemplo, no puedes afirmar que en un lado la temperatura es 36 y en otro 96,8: ambos pueden ser ciertos, pero uno está en Celsius y el otro en Fahrenheit. Y eso rompe la coherencia, porque interpretamos los datos bajo una estructura común, como la escala métrica decimal.
Y por último -y esto lo repetía mucho cuando era abogado de Linux [1] -, l os datos deben ser transportables entre plataformas y programas. El ejemplo más sencillo es la ofimática: da igual qué suite uses, mientras puedas abrir los documentos con otra. Por supuesto, la cosa se complica cuando hablamos de bases de datos. Migrar de Oracle a MySQL, por ejemplo, no es solo cambiar el servidor; implica un proceso complejo, una auténtica pesadilla para muchos en el sector.
Hoy también incluiría otro concepto clave: la trazabilidad . Si un dato da como resultado “X”, ¿de dónde viene?, ¿qué procesos ha atravesado?, ¿se ha transformado en algún punto?, ¿por qué?, ¿quién lo ha podido modificar? Debemos tener absoluta certeza de que lo que vemos es realmente lo que representa.
Otro concepto importante es su validez temporal o marco de referencia. Siguiendo con el ejemplo de la temperatura: si el dato indica 31 grados ahora, pero se actualiza solo una vez al año y lo revisamos en diciembre, podríamos tomar decisiones totalmente equivocadas.
Todo esto se relaciona con cualquier sistema que contenga un núcleo de datos del cual dependa el negocio. En unos será la base de clientes, en otros el inventario, en otros las finanzas. Cada sector tiene un valor clave que debe proteger y cuidar. Y si hay presupuesto, quizás puedas invertir en un software que lo centralice todo (aunque eso no es tan fácil) y lo llamen ERP.
Hasta aquí, parece manejable. Pero cuando necesitamos sacar datos del ERP —porque no nos da la funcionalidad que necesitamos o porque desarrollar lo que queremos cuesta más de lo que permite el presupuesto o el plazo—, empezamos a exportarlos de forma más o menos manual. Y entonces, dependiendo de la deidad predominante en tu país, pueden surgir rezos, blasfemias e incluso cazas de brujas: codificaciones incorrectas, separadores de miles con comas en lugar de puntos, líneas en blanco, productos que no existen, precios erróneos, clientes con datos mal cargados… La lista de errores puede ser tan larga como el universo.
Cuando movemos datos de un sistema a otro, todo se complica. Y por eso existen perfiles como los PIM Managers , o dicho de forma más eclesiástica, Los Guardianes del Dato. Estos profesionales se comprometen —como el Guardián de la Fe del Vaticano— a verificar la calidad, coherencia, integridad y trazabilidad del dato , para mantener toda la estructura de información intacta. Son quienes se enfrentan a los equipos de marketing o ventas cuando se lanzan campañas, se crean ofertas o se hacen extracciones con filtros imposibles, siempre con el reto de que los datos lleguen bien de un sitio a otro.
En todo caso, más allá de cómo acabe esa entrevista, fue interesante conocer su problemática y entender por qué necesitaban con urgencia un perfil que, además de entender las prioridades de marketing y ventas, pudiera también ensuciarse las manos con código para crear pasarelas que ayuden a incrementar la facturación sin perder el valor del dato.
[1] En la jerga, “abogado de Linux” se refiere a la persona que promueve o defiende las cualidades del sistema, no necesariamente un jurista.